domingo, 18 de marzo de 2012

16, Dulces 16.

16 años. Con 16 años es complicado tener todas las cosas claras, es más, para mi es complicado incluso tener las mínimas cosas claras. Solo tengo algo completamente claro y es que intentar hacer las cosas bien es bastante complicado. Nos suelen advertir de lo que puede ocurrir, y nos empeñamos en no hacer caso, en el fondo la gran mayoría de las personas saben lo que ocurrirá, que lo que haremos es lo contrario de lo establecido. Ahí está muchas veces la gracia de ser un adolescente. El problema  llega cuando descubrimos  porque no deberíamos haber hecho lo que hicimos, pero ya es demasiado tarde, está hecho, y en ese momento ya nadie te ofrece respuestas.  Puedes lamentarte o no hacerlo, ese hecho no cambiará lo que ya ha ocurrido. En mi caso muchas de las veces no me lamento ya que de lo que más he aprendido en este caso es de todas las malas experiencias. De todo absolutamente todo lo que he vivido y vivo cada día hay algo nuevo que aprender, de cada persona por lejana que nos parezca podemos sacar algo, del mundo entero e intentar comprender un poquito mejor lo que nos rodea. Lo que veo, lo que siento, lo que oigo, lo que vivo, al final es lo que me ha hecho ser como soy.
 Con 16 años trato de explicarme el por qué de tantas cosas, y lo cierto es que conseguirlo resulta tan difícil, cada día que pasa son más las cosas que rondan por mi mente y menos las respuestas que consigo encontrar y darme a mí misma. Vivo con la esperanza de que algún día todas mis dudas se resuelvan pero que eso sea posible que pueda ocurrir alguna vez es otra duda nueva para la que en este caso creo que ya tengo una respuesta. 

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